Hacía una semana, el médico fue al laboratorio porque me resbalé y caí por las escaleras durante el fuerte temblor. Me llevaron a la clínica y, tras examinarme con los equipos médicos, dijo que no habría daño cerebral. Eso me tranquilizó; sin embargo, desde ese día sentí un pequeño ardor en mi nuca, supuse que con el tiempo desaparecería. Al volver a mis quehaceres algo había cambiado, diversos recuerdos aparecieron como imágenes vivas: mi esposa, mis hijos y amigos no eran los que a diario veía. Era como si fuesen de otra realidad y me preguntaba cuál era la verdadera. No era un sueño, tal vez me drogaron y me trajeron aquí para que creyera que sigo con mi vida normal. Los únicos interesados serían los comunistas.
Esa noche, en casa, le pregunté a mi esposa sobre hechos del pasado, eran preguntas escogidas y ella las respondió con rapidez, sin dudar, como si siguiese un libreto aprendido. La miré con atención, cada gesto y cada mirada; no dudaba y eso me intrigó. Sospechaba igual de los otros científicos que seguían el proyecto de la nueva bomba atómica, mucho más destructiva. Los diseños y cálculos se los entregaba a ellos para que continúen con el resto del proceso; si ellos son soviéticos, entonces yo les estoy ayudando a construir una bomba con el avance tecnológico de mi país. Los informes de inteligencia demostraban que, aunque ellos fueron los primeros en construir reactores nucleares para su primer transbordador y aterrizarlo en la Luna, no pudieron fabricar una bomba nuclear tan efectiva como la nuestra. Sabía que harían lo que fuera para perfeccionarla, hasta secuestrarme, pero no pensaron que la caída en mi casa alterara mi mente, descubriendo su engaño.
Los días siguientes me dediqué a observarlos mejor, cada día me daba cuenta de que todo era falso. Sin que se dieran cuenta y cuidándome de las cámaras de seguridad, accedí a diferentes áreas del complejo científico, eran solo habitaciones vacías, los prototipos de nuevos reactores solo eran carcasas, hasta las máquinas médicas donde me hicieron los exámenes no funcionaban. Me tuvieron que drogar para no darme cuenta de ello. Uno de mis hijos, cuando era pequeño, sufrió un corte en la rodilla derecha, al revisarlo, no encontré esa cicatriz. Mi mujer tenía una ligera cojera debido a un accidente automovilístico, ahora que la veo con detenimiento, camina perfectamente. La piel que los recubren es muy parecida a la humana, pero ahora noto la diferencia, estos impostores deben de tener una cubierta artificial. Mis emociones afloran hasta el límite, ¡los odio por esto, no tenían derecho! ¡Son unos malditos miserables! Debo vengarme… Ahora sabré el resto de las respuestas en la central que lo controla todo, el laboratorio se conecta a ella enviando toda la información de los experimentos, los planos me indican que se halla en una habitación subterránea, ahí podré saber dónde estoy realmente y las posibles salidas para escapar. Debo ser cauteloso, modificaré mis cálculos y experimentos, no obtendrán una nueva bomba de mí y antes de huir, haré estallar todo el laboratorio.
Esta mañana desperté con más recuerdos, en ellos leía las especificaciones de la ciudad que los soviéticos estaban construyendo en la Luna, estaría protegida por una cúpula para crear un ambiente adecuado para vivir. Mi gobierno tuvo que impedirlo, así que dispararon una bomba nuclear cuando su trasbordador regresaba a la Tierra. La opinión pública ignoraba este conflicto silencioso, esta guerra fría, sin el brillo del relámpago de la muerte, solo tenían la promesa de que algún día iríamos a la Luna, pero en realidad ya teníamos la tecnología y cada año se pensaba mejorar la carrera espacial para incluso llegar hasta Marte. Todo estaba oculto, el uranio ya lo manejábamos desde hacía décadas, y el primer reactor fue construido terminada la segunda guerra mundial. Logramos un gran avance con los planos que contenían diseños avanzados hechos por los alemanes; sin embargo, los rusos poseían mejor tecnología aeroespacial y su nave ya había realizado decenas de viajes; nosotros solo dos. Era el momento de equilibrar la balanza. Una vez destruido su transbordador, no nos atacaron sabiendo el armamento que poseíamos, solo ocultaron el desastre y como pensamos, dejaron de viajar al espacio y abandonaron la idea de seguir construyendo su ciudad. Para los próximos años, el uranio será el nuevo oro, uno por el que matarán y seguirán cosechando muertes. Mi falsa familia ya duerme profundamente, les di un sedante y salí. Ayer, la computadora central me mostró los planos del complejo y la existencia de la nave soviética que se estrelló aquí, ya sé la ruta a seguir… los conductos de ventilación hasta llegar al lugar…
Pude acceder al laboratorio, el uranio que hay aquí sí es verdadero, debo sacarlo con calma… abro la pequeña compuerta y logro extraer la cápsula. El uranio será suficiente para activar el reactor del transbordador si es que aún funciona. Será fácil seguir los planos, podré saber lo que está sucediendo. Solo unos segundos más… vamos… ¡lo logré! Me acerco a las pantallas, la cámara de seguridad del pasillo no muestra actividad, tal vez sospechen que he notado la diferencia de esta realidad, aunque he tratado de no llamar la atención. Desde el accidente tengo aquellos recuerdos y son muy diferentes a todo lo que he vivido, no son alucinaciones. He descubierto que son todos unos impostores, no recuerdo cuando fui secuestrado, lo que más me abruma es saber que estos comunistas tienen la suficiente tecnología para recrear no solo el laboratorio, sino el complejo científico. Todo es una farsa. ¿Cómo es posible que hayan duplicado a mis amigos y a mi familia? ¿Cómo mi gobierno no se ha dado cuenta de que me tienen prisionero? Mi vida ha continuado sin alteraciones, no logro saber en qué momento me han traído aquí.
Ahí están los vigilantes, caminando por el pasillo, se alejan. Es momento de salir…
Solo falta unas pocas calles y estaré frente al edificio que busco. Accederé al sistema de la compuerta para encontrar la clave… Es extraño, no es necesaria ninguna clave, puedo pasar sin oposición y además, no hay guardias. Atravieso una compuerta de vidrio e ingreso al hangar, ocupando todo el lugar está el transbordador, veo que sufrió muchos daños.
Ingreso la cápsula de uranio dentro de compartimiento del procesador del pequeño reactor, se encontraba debajo de la bodega de carga. El idioma no es un problema, todos los científicos fuimos capacitados para ser espías y acceder en algún momento a información y traducirlas. Los soviéticos construyeron todo alrededor de su nave estrellada para hacer más convincente esta farsa, supuestamente estudiaban sus motores. Se enciende un monitor, los sistemas aun funcionan, leo en la pantalla: reactor operativo, sistemas al treinta por ciento… diez minutos para carga completa. Otra vez tengo que esperar, mientras tanto me imagino a mi verdadera familia… cada mañana ella servía el café mientras mis hijos se sentaban en el sofá para jugar. Siempre pensé que tenía la familia perfecta, todo era felicidad, los amigos, el trabajo… nuevos descubrimientos…
Ha encendido el reactor, la computadora empieza a operar, la información aparece en la pantalla, es el momento de saber la verdad…
No… no es posible…
La computadora me informa que el 16 de abril del año 1956 el transbordador soviético detectó un ataque. Su sistema de defensa destruyó la bomba nuclear, pero la cercana explosión la afectó. En ese momento los astronautas estaban realizando un experimento con una máquina que creaba una abertura temporal. No pudieron detener el experimento y al destruirse parte del transbordador la máquina se descontroló y estalló. Viajaron en el tiempo y aparecieron ciento setenta años después, muy cerca de una desconocida nave. El fenómeno temporal envolvió a ambas y desapareció poco después. Sus sistemas se apagaron momentáneamente y se precipitaron al planeta. Ante el inminente impacto, los sistemas de seguridad se encendieron, pero sufrieron daños al aterrizar.
Veo los datos del único sobreviviente del transbordador… su nombre es Sergei Stovlidenko, soviético y ahora su foto… soy yo…
Sentado en este piso frío, trato de ordenar las piezas de este rompecabezas… fui el único sobreviviente, las grabaciones donde hablo sobre mis hallazgos e investigaciones explorando la nave que era científica me muestran que no contenía tripulantes, tenía forma discoidal con un diámetro de seis kilómetros, solo la habitaban diversas máquinas de forma humanoide: robots. Es difícil creer que tenga el recuerdo de ser norteamericano y que el ataque haya sucedido hace un mes, ahora me doy cuenta de que todo ello es una farsa. Si han pasado tantos años, toda mi familia ha muerto, se fueron… estoy atrapado aquí, pero ¿por qué prepararían toda esta realidad para mí? Si tienen una tecnología más avanzada y pueden construir armas más destructivas, ¿con qué objeto me tienen aquí diseñando armas nucleares antiguas? ¿Dónde está la otra nave? Tengo más preguntas que respuestas, ¿dónde realmente estoy? ¿Qué haré ahora?
―Estas en un lugar seguro, no temas.
Esa voz, en mi cabeza, es una ilusión.
―No soy una ilusión, estoy hablándote. No estás solo.
¿Quién eres tú?
―Soy quien controla este complejo, soy quien lo construyó para vivir a través de ti.
¿Cómo puedes hablar en mi mente?
―Ve a la computadora central, allí abriré una compuerta secreta y podrás verme.
La compuerta se abre y camino por un pasadizo. Llego a una habitación esférica, al ingresar veo numerosos cables que cubren la superficie y convergen del suelo para conectarse a un recipiente cilíndrico, en ella se halla un cerebro humano cubierto por un líquido verdoso, en él están conectados tres cables que se elevan hasta la superficie exterior del cilindro y salen hacia el techo. Sergei mira sorprendido aquel espectáculo, esperaba a una computadora, una inteligencia artificial que sea la que gobierna todo y no una inteligencia humana, no existe esa tecnología avanzada en la Tierra para mantenerla con vida.
―Hola Sergei.
¿Quién me habla?
―Como te dije… soy quien gobierna esta ciudad, el humano que sobrevivió al impacto de la nave.
Hubo un solo sobreviviente y fui yo.
―Sí, hubo un solo sobreviviente, mis compañeros murieron. Yo resulté ileso, pero la contaminación por la explosión de la máquina provocó que mi cuerpo enfermase. La inteligencia artificial que gobernaba la nave científica se reinició y estuvo operativa unos días después del impacto. Calculó los daños y concluyó que no podían ser reparados los motores, no había forma de irnos de este lugar, así que se comunicó conmigo, dijo llamarse Deckard y, ante la posibilidad de quedarnos aquí, decidió crear este complejo científico alrededor del transbordador caído. Sus robots desarmaron toda la nave, pieza por pieza. Construyeron todo. Durante un año soporté los dolores hasta que mi cuerpo no resistió y él me colocó en este cilindro, luego se unió a mí y permanece dormido, soñando. Construí robots más avanzados y creé copias usando parte de mis recuerdos, la enfermedad afectó mi memoria, por eso los robots que fingen ser tu esposa, hijos y amigos tienen un diferente rostro y cambié el entorno haciéndote creer que eras estadounidense, su forma de vivir no es tan cuestionable y rígida como la nuestra, pero te programé para que no notes la diferencia.
¿Qué estás diciendo? ¿Ellos y yo somos robots?
―Eres una máquina, fuiste creado para vivir mi fantasía de una familia feliz, en la noche bloqueaba los recuerdos y en la mañana empezabas a vivir el mismo día, todo de nuevo. Deckar fue construido por los últimos humanos y enviado a investigar la Tierra, cuando fue impactada por el transbordador y afectada por la abertura temporal. Él siempre quiso sentir como un humano y yo necesitaba ser feliz, juntos podemos satisfacer nuestros deseos, vivir eternamente, sin dolor, sentir y sonreír. Un temblor ocasionó que caigas y te golpearas la nuca donde está el procesador que bloqueaba tus recuerdos… mis recuerdos, al tenerlos… evolucionaste, te diste cuenta del engaño, supe entonces que había otro ser que tomara sus propias decisiones y no siguiera las mías. Ya no estaré solo…
Escucho atentamente y miro mis manos sintéticas que aparentan ser humanas.
Las emociones que siento son las tuyas, ahora me doy cuenta de todo. Tú me dejaste llegar hasta aquí. ¿Por qué no pediste ayuda? ¿Por qué no vinieron a auxiliarte si el impacto debió alertarlos?
―Ya no existe la humanidad… Al ser destruido nuestro transbordador, el gobierno estadounidense logró arribar a la Luna, hicieron varios viajes y con el tiempo crearon armas nucleares más destructivas. El 23 de diciembre del año 1959 estalló la tercera guerra mundial, el sesenta por ciento de la población murió a consecuencia de la gran guerra y el resto fue disminuyendo a causa de las epidemias y contaminación radioactiva. La Tierra es ahora solo un paraje desértico. Los pocos que huyeron lo hicieron en transbordadores hacia otros mundos. Ciento sesenta años después crearon una máquina que podría limpiar la atmosfera de la Tierra usando el uranio abundante en ella. La nave científica fue enviada para dejar la máquina y estudiarla. Esta ciudad está protegida por una cúpula, la máquina está afuera, funcionando.
Quiero ver la Tierra... No hubo respuesta, la puerta de la esfera se abre y me muestra el pasillo de ingreso. Entiendo su mensaje… camino hacia la salida… recorro las calles. Allí están los treinta robots: mi esposa, mis hijos, amigos, compañeros de trabajo y los demás. Sigo a uno de ellos que me señalaba un lugar a lo lejos. De improviso, el cielo se aclara y un sonido metálico se escucha en lo alto, la cúpula se abre y salgo al exterior, piso la arena y veo las montañas a lo lejos. Es de día, el sol se vislumbra a lo lejos, ante este espectáculo recuerdo un viaje que hicimos con mi esposa cuando éramos novios y estudiaba en la universidad. Camino un poco más de un kilómetro y me detengo cuando unas imágenes son enviadas a mi cerebro artificial. Escucho un mensaje:
―La abertura temporal, al desaparecer, nos arrastró por el espacio-tiempo y regresamos al pasado. Estamos en el año de 1958, la guerra empezará en unos meses, no hay forma de evitarla ni comunicarnos con ellos, solo debemos sentarnos y esperar que mueran todos, nuestra familia está allá… ahora entenderás porqué solo quiero vivir feliz cada día creyendo que estoy con ellos, tú decides seguir mi camino o el tuyo… desde ahí no puedes verla, tan solo imaginarla en tu memoria.
Miro el brillante cielo… espero un día poder regresar, ahora este es… mi mundo… Bienvenido a Marte.
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